Los perros son reconocidos como la especie domesticada con mayor éxito en nuestro planeta. Los vínculos estrechos que comparten con los humanos han permitido una diversidad de razas espectacular gracias a la cría selectiva. Pero a la vez, esta relación tan intensa ha traído consigo consecuencias serias para la salud y la felicidad de nuestros compañeros caninos.
El impacto de la cría selectiva y la intervención humana
Algunas de las características que valoramos en nuestras mascotas pueden ser perjudiciales para ellos. Por ejemplo, muchos perros modernos necesitan de intervención médica humana para poder reproducirse. Esto pone de manifiesto la dependencia que tienen algunas razas de nosotros para sus necesidades básicas, lo que a su vez plantea la pregunta de si nuestras acciones hacia ellos son sostenibles y si realmente actúan en su mejor interés.
La supervivencia de los perros sin humanos
No todas las razas de perros dependen de nosotros de la misma manera. Se estima que alrededor del 80% de los perros del mundo viven de manera independiente, predominando en regiones de Europa, África y Asia. A pesar de su independencia, la supervivencia de estos perros todavía está ligada a los recursos que los humanos generamos.
Si los humanos desapareciéramos, las razas que dependen de nosotros para sus necesidades básicas estarían en desventaja. Los perros que carecen de habilidades básicas de supervivencia disminuirían con el tiempo, y las distintas razas de perros empezarían a desaparecer. La cría sin restricciones daría lugar a un tipo uniforme de “perro de aldea”. A largo plazo, parece probable que los perros volverían a adoptar estilos de vida más salvajes.
El bienestar canino y la agencia de los perros
En medio de este panorama, algunos argumentan que deberíamos otorgar a nuestros perros una mayor agencia para mejorar su felicidad. Esta postura sugiere que podríamos beneficiarnos al permitirles ejercer un mayor control sobre sus propias vidas, en lugar de perpetuar su dependencia de nosotros.