El comportamiento juguetón de los chimpancés es más parecido al de los niños humanos de lo que se pensaba anteriormente. Un estudio reciente llevado a cabo en el Zoo de Leipzig, Alemania, ha arrojado luz sobre cómo los jóvenes chimpancés juegan y bromean entre ellos, sorprendentemente similar a lo que hacen los niños humanos.
El estudio, que implicó la observación y análisis de 75 horas de video de chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes en zoos, identificó 18 diferentes comportamientos de broma. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que este tipo de juegos rara vez resultan en comportamientos agresivos. Estos comportamientos incluyen bromas bien conocidas, como ofrecer un objeto y luego retirarlo bruscamente.
El aspecto social de las bromas
Según los investigadores, la broma juguetona es un comportamiento que presenta complejidades sociales. Está situada entre el juego normal y la agresión, e implica anticipar la respuesta de los demás y disfrutar contrariando sus expectativas. Este tipo de comportamiento es común en los niños humanos a partir de los ocho meses.
La predisposición de los chimpancés a las bromas
De acuerdo con las observaciones, los chimpancés fueron los que más se inclinaron a hacer travesuras. Un ejemplo típico de su comportamiento juguetón es dar una palmada a un adulto adormecido. La famosa investigadora de chimpancés, Jane Goodall, había observado previamente que los chimpancés jóvenes “a veces molestaban a los animales más viejos mientras dormían saltando sobre ellos o mordiéndolos juguetonamente, o tirando de su pelo”.
Réplica de bromas
El estudio también reveló que en un cuarto de las interacciones, el blanco de la broma devolvía la broma al bromista. Esto es indicativo de que los primates tienen la capacidad de comprender y responder a estas bromas de una manera juguetona en lugar de agresiva.
Orígenes de las bromas en primates
Basándose en estas observaciones, los investigadores sugieren que los “prerrequisitos cognitivos para bromear” probablemente evolucionaron en un antepasado común hace millones de años. La capacidad cognitiva para participar en dichas bromas debió estar presente en el antepasado común de los humanos y todos los primates modernos hace al menos 13 millones de años.
Implicaciones de las bromas en los niños humanos
Una teoría aún no confirmada sugiere que para los niños humanos, este tipo de bromas podría servir para “probar los límites sociales”. Cuando un niño bromea con otro, podría estar creando disfrute mutuo y potencialmente fortaleciendo la relación entre el bromista y el objeto de la broma.