El botánico William Beal de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) enterró 20 botellas en 1879 con el fin de llevar a cabo un experimento sobre la longevidad de las semillas. Ahora, 140 años después, se ha descubierto que algunas de las semillas de la última botella desenterrada han germinado.
El primer objetivo de Beal era ayudar a los agricultores a combatir las malas hierbas que persistían en el suelo antes de la invención de los pesticidas. Fue un experimento a largo plazo, en el que cada botella fue rellenada con más de mil semillas, representando a 21 especies.
Originalmente, se había programado desenterrar una botella cada cinco años. Sin embargo, con el paso del tiempo, los investigadores decidieron extender el periodo entre excavaciones. Ahora, sólo se desentierra una nueva botella cada 20 años.
A pesar de que la mayoría de las semillas están muertas, se ha descubierto que algunas aún están vivas. Por primera vez en este experimento, el equipo de investigación ha empleado la última tecnología de análisis de ADN para identificar correctamente qué especies de semillas siguen siendo viables.
Los hallazgos sorprendentes
Los resultados de las pruebas genéticas han aportado una sorpresa. Los trabajos de genética molecular confirmaron que las plantas germinadas eran Verbascum blattaria, o gordolobo de la polilla, y un híbrido de Verbascum blattaria y Verbascum thapsus, o gordolobo común.
Estos descubrimientos contribuyen a nuestro conocimiento de las especies de semillas de larga duración y la viabilidad de las semillas en condiciones naturales del suelo. De hecho, la pregunta sobre la longevidad del banco de semillas ha ganado una nueva relevancia, especialmente para la conservación de especies raras y la restauración de ecosistemas.
El futuro del experimento
El experimento está programado para durar hasta el año 2100, con cuatro botellas restantes todavía por desenterrar. Las botellas se mantienen en un lugar secreto para evitar cualquier manipulación por parte de personas ajenas al equipo de investigación.
Este estudio es único en su tipo, siendo el más consistente y deliberado en sus métodos a lo largo de tanto tiempo. Los resultados de esta investigación han sido publicados en el American Journal of Botany.