Un asombroso descubrimiento ha sacudido el mundo de la oceanografía: un colosal arrecife de coral encontrado en las profundidades del Atlántico, superando en tamaño a todos los conocidos hasta ahora.
Descubrimiento en el Atlántico
Este gigantesco arrecife se ubica en el este de América del Norte, en el Plateau Blake, un lugar que se pensaba escasamente habitado. A pesar de que se sabía de su existencia desde la década de 1960, la increíble magnitud de este arrecife ha sorprendido a todos. Cubre un área de 6,215 kilómetros cuadrados, casi triplicando la extensión del parque nacional de Yellowstone.
Un ecosistema desconocido
La exploración de este arrecife ha permitido descubrir una impresionante diversidad de organismos marinos desconocidos. Este descubrimiento nos recuerda que más del 75% del fondo oceánico global aún permanece sin explorar en detalle.
El arrecife y su hábitat
El arrecife se extiende en aguas frías, entre los 200 y 1,000 metros de profundidad, y cuenta con alrededor de 83,908 montículos de coral individuales. Los corales de agua fría, tales como la Lophelia pertusa, se caracterizan por su color blanco pálido, ya que no dependen de las algas que contienen pigmentos.
Importancia de las corrientes marinas
Se ha observado que los racimos de coral más grandes y densos se localizan en línea con la Corriente de Florida y el Gulf Stream, lo que sugiere la importancia de estas corrientes en el abastecimiento de nutrientes al arrecife.
Arrecifes de aguas profundas y su extensión
Se estima que los arrecifes de aguas profundas podrían cubrir una mayor superficie del fondo oceánico que los arrecifes tropicales. En una zona específica se halló una extensión continua de coral muerto, formando montículos en la región.
Hacia una mejor gestión de los océanos
El estudio de este ecosistema supone un paso fundamental para una correcta gestión de los usos humanos del océano que interactúan con él. La investigación llevada a cabo implicó 23 inmersiones subacuáticas y 31 estudios de cartografía sonar multihaz.
Los corales desempeñan un papel vital en estas profundidades, proporcionando refugio y protección a una amplia gama de organismos de aguas profundas. Este descubrimiento es un recordatorio de lo mucho que nos queda por aprender y proteger en nuestras misteriosas profundidades oceánicas.