Imagínate que te topas con un diente fósil de Otodus megalodon, la criatura marina más mortífera de la prehistoria, incrustado en el fondo del Pacífico a 3.000 metros de profundidad. Eso fue precisamente lo que le ocurrió a un equipo de investigadores.
El descubrimiento
El equipo de investigación encontró el diente fósil de Otodus megalodon mientras analizaban un video de un submarino operado a distancia. Este yacía parcialmente oculto en un afloramiento rocoso, dando la impresión de que se había incrustado allí hace poco tiempo. Este hallazgo fue realizado en una ubicación remota al suroeste de Hawái, a unos cientos de kilómetros de un puesto militar estadounidense llamado Atolón Johnston.
Características del diente
El diente, aunque no es el más grande de su tipo, mide entre 63-68 milímetros. Este presentaba la punta rota y los bordes dentados parecían tan afilados como probablemente lo estuvieron el día que cortaron carne fresca por última vez.
El Megalodon
El Otodus megalodon era un gigantesco tiburón prehistórico conocido principalmente por sus dientes y algunas vértebras dispersas. Se sabe que era lo suficientemente grande como para devorar a los tiburones actuales en solo unos cuantos bocados.
Ubicación del hallazgo
El diente fue hallado en la cresta de una cordillera submarina. Se cree que en esta zona, las corrientes oceánicas son lo suficientemente fuertes como para evitar la acumulación de sedimentos.
Más hallazgos de Megalodon
Otros dientes de Megalodon han sido recuperados en expediciones anteriores, a profundidades que van desde los 350 hasta los 5.570 metros, siendo este el primer diente documentado en su lugar final de descanso.
Tecnologías de exploración
El equipo de investigación resalta el valor de las tecnologías avanzadas en la exploración de las zonas más vastas y menos conocidas de nuestro océano.