En un estudio reciente, investigadores de la Universidad de California Davis han arrojado luz sobre la comunicación olfativa compleja en los animales, comenzando por los gatos domésticos. El estudio explora la posible conexión entre las bacterias y la síntesis de moléculas de olor.
La comunicación olfativa en los gatos
Para su investigación, el equipo analizó las secreciones de la glándula anal de 23 gatos del hospital veterinario de UCD. Los resultados demuestran que existen correlaciones entre ciertos tipos de bacterias y la síntesis de moléculas odoríferas. Este hallazgo indica que las bacterias en y alrededor del ano de los gatos pueden generar compuestos orgánicos volátiles (COV) con olores, que podrían transmitir información a otros gatos que olfatean los traseros.
Diferentes niveles de bacterias en gatos jóvenes y viejos
El estudio también mostró que los niveles de ciertas bacterias en las secreciones de las glándulas anales eran ligeramente diferentes en gatos jóvenes y viejos. Este fenómeno puede atribuirse a los cambios naturales que ocurren en el cuerpo o sistema inmunológico con la edad. El estudio también descubrió diferencias en los marcadores microbianos en los anos de los gatos obesos y los gatos que sólo viven en interiores.
No se ha determinado aún si estas son solo asociaciones o si otros factores, como la exposición a elementos externos como parásitos o la salud cardiovascular de un gato, pueden influir en la comunidad bacteriana de su ano.
¿Los cambios bacterianos afectan el olor?
La investigación aún no puede confirmar si estos cambios bacterianos conducen directamente a cambios funcionales en el olor. Los investigadores sólo han logrado identificar los taxones bacterianos o las vías genéticas que podrían estar involucradas en la producción de olores.
El olfato desempeña un papel fundamental en cómo muchos animales se comunican. Estas señales invisibles ofrecen una vía única para entender las interacciones del mundo natural. Incluso nosotros, los humanos, a pesar de tener un sentido del olfato menos desarrollado que otros animales, somos capaces de usar nuestras narices para identificar a posibles compañeros o nuevos amigos. Además, ciertos signos de enfermedad en el cuerpo humano también se asocian con olores corporales específicos.
Candidatos bacterianos para futuras investigaciones
El equipo de UCD ha seleccionado cuatro bacterias para futuras investigaciones: Corynebacterium frankenforstense, Proteus mirabilis, Lactobacillus johnsonii, y Bacteroides fragilis. Esta última bacteria fue también aislada en la glándula anal de un gato salvaje de Bengala en un estudio anterior. Ese estudio descubrió que B. fragilis producía directamente COV similares a algunos de los encontrados en los gatos domésticos.
El estudio actual es limitado y no asegura que las bacterias recogidas de las secreciones anales de los gatos provengan específicamente de la glándula anal. No obstante, los investigadores afirman que su investigación “llena un gran vacío en la literatura, ya que sólo unos pocos estudios han examinado los microbios o metabolitos en las glándulas anales de los gatos”.
Es posible que algún día lleguemos a entender lo que los gatos ‘se dicen' entre ellos cuando exponen sus traseros a la nariz de otro. El estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.