Los terremotos que sacudieron América del Norte hace más de un siglo podrían ser la causa de las réplicas que aún hoy en día se sienten, según inferencias estadísticas realizadas por científicos.
Los terremotos de la década de 1800 y su influencia en los sismos contemporáneos
Se calcula que entre el 23% y el 30% de los sismos en la zona sísmica de New Madrid, entre 1980 y 2016, son réplicas de cuatro grandes terremotos que tuvieron lugar en 1811 y 1812. En el caso del terremoto que afectó Charleston, Carolina del Sur en 1886, con una magnitud de 6.7 a 7.3, se podría ser responsable de hasta el 72% de los sismos que la región ha experimentado desde entonces.
Réplicas de terremotos en áreas geológicamente estables
Estos hallazgos indican que en áreas geológicamente estables de los continentes, donde la actividad tectónica no es frecuente, algunas réplicas de terremotos pueden continuar sucediendo durante décadas o incluso siglos. Estos sismos se producen en el interior continental, lejos de las fronteras de las placas tectónicas, pero siguen produciendo cúmulos de temblores contemporáneos.
Método estadístico utilizado para el estudio
Para analizar la relación entre estos terremotos antiguos y nuevos, los investigadores utilizaron un método estadístico denominado método del “vecino más cercano”. Dependiendo del tamaño y la ubicación del terremoto principal en New Madrid, calculan que entre el 10% y el 65% de los temblores contemporáneos en la región son probablemente réplicas.
Diferencias entre regiones
En Carolina del Norte se encontraron resultados similares, pero en Quebec, la mayoría de la sismicidad detectada fue de fondo, lo que indica que las réplicas del terremoto de Quebec han desaparecido.
La contribución del estrés post-sísmico a largo plazo
El estrés post-sísmico a largo plazo en los continentes estables podría estar contribuyendo a las secuencias de réplicas prolongadas. Los investigadores sostienen que pensar que los terremotos contemporáneos de América del Norte son únicamente ruido de fondo o réplicas es una simplificación excesiva y que ambas explicaciones no tienen por qué ser mutuamente excluyentes.