El día de Halloween, en Bingil Bay, al este de Australia, una forma oscura en el agua causó asombro entre los locales. Inicialmente, se especuló que la forma era una aleta de tiburón o una tortuga, pero resultó ser un joven casuario, también conocido como el ave más peligrosa del mundo.
Identificación del casuario
El avistamiento se registró al Departamento de Medio Ambiente y Ciencia de Queensland el día 31 de octubre. Los casuarios son aves no voladoras de aspecto prehistórico, conocidas por su gran tamaño, patas poderosas y garras potencialmente dañinas. A menudo son cautelosos con los humanos.
Un casuario en el agua
La sorpresa de ver a un casuario del sur (Casuarius casuarius johnsonii) en el agua es bastante grande ya que pocos conocen la capacidad de estos animales para nadar. Usualmente los casuarios nadan para cruzar ríos o cuando se sienten amenazados. Nikita McDowell, la anfitriona del camping de Bingil Bay, relató que avistó al ave a unos 200 metros de la costa.
El recorrido del ave
Se cree que el ave pudo haber ingresado al océano desde una playa al sur de Mission Beach y fue arrastrada por la corriente hasta Bingil Bay. Este lugar es conocido como la “Costa del Casuario”, al norte de Mission Beach en el norte tropical de Queensland. Los habitantes originarios del lugar denominan al área como Djiru Country y al casuario como goondoi.
Importancia del casuario
Los casuarios juegan un papel fundamental en la propagación de los árboles de la selva tropical, por lo que son considerados una especie importante para los pueblos originarios de Australia. A pesar de esto, su supervivencia se ve amenazada por accidentes de tráfico y ataques de perros.
Consejos para los visitantes
Se aconseja a los visitantes mantenerse alejados de estas aves y darles suficiente espacio, debido a su potencial peligroso. De hecho, los casuarios son una de las dos únicas especies de aves que han matado humanos mediante ataques físicos.
Estudios sobre los ataques de los casuarios
Un estudio publicado en 2006 en el Journal of Zoology examinó 221 casos de ataques de casuarios observados, de los cuales 150 fueron contra humanos. El 75 por ciento de estos ataques sucedieron porque las personas intentaron alimentar a las aves. En el 70 por ciento de los casos, las aves cargaron y sólo usaron sus garras en el 15 por ciento de los ataques. Por lo tanto, se aconseja no intentar alimentar a estas aves, especialmente si hay huevos o polluelos cerca, y recordar que pueden nadar.