Islandia, una nación acostumbrada a la impronta volcánica, vive una vez más el embate de la naturaleza. Sus ciudades, como Grindavik y su entorno, sufren los efectos de la lava y los terremotos.
Efectos de la lava sobre Grindavik
Una fisura volcánica liberó un flujo de lava que ha cubierto viviendas en Grindavik. Esta ciudad, que se asienta sobre antiguos flujos de lava, enfrenta una vez más la amenaza del magma. La actividad sísmica ha disminuido y las advertencias de peligro se han reducido, pero sigue habiendo riesgos de fallas geológicas, flujos de lava y posibles erupciones repentinas.
Actividad volcánica en la península de Reykjanes
Ubicada en una línea de falla tectónica que divide Islandia entre las placas de América del Norte y Eurasia, la península de Reykjanes ha registrado cinco erupciones en menos de tres años. Tras un periodo de inactividad de más de 800 años, la región ha experimentado dos erupciones en diciembre de 2023 y enero de 2024.
Registro de la NASA
Las imágenes de satélite de la NASA dan fe de los sucesos recientes. Se puede apreciar el calor que proviene de las fisuras cercanas a Grindavik, gracias a un sensor infrarrojo térmico en el satélite Landsat 9. Esta tecnología también ha servido para evidenciar los flujos de lava del sistema volcánico Fagradalsfjall, al noreste de Grindavik, en marzo de 2021, agosto de 2022 y julio de 2023.
Riesgos y esperanzas
Aunque estas imágenes y el mapa correspondiente no reflejan las intrusiones de magma subterráneas que se dirigen hacia Grindavik y que han ocasionado numerosos terremotos, provocando la evacuación de la ciudad en enero de 2024, por ahora, se espera que la actividad volcánica en la península de Reykjanes se estabilice. Para mantenerse informado sobre la situación, recomendamos la consulta regular de las actualizaciones de la Oficina Meteorológica de Islandia en su sitio web.