Un bloque de roca desenterrado en una cantera de Nuevo Brunswick en 2017 contiene restos tridimensionales de unos árboles antiguos muy peculiares. En su momento, estos árboles formaban parte de los primeros bosques que emergieron en nuestro planeta hace unos 15 millones de años.
Sanfordiacaulis densifolia: Un bosque petrificado
Este bloque de roca, que mide 2,3 metros de largo por 2 metros de ancho, se conserva actualmente en el Museo de Nuevo Brunswick, Canadá. En su interior, se guardan los restos de cinco plantas ramificadas que crecían en estrecha proximidad. De hecho, los árboles presentan una gran cantidad de hojas largas alrededor de su delgado tronco, lo que podría hacer pensar que pertenecen a climas desérticos o tropicales. Sin embargo, se trata de la especie Sanfordiacaulis densifolia.
Un experimento evolutivo
En el periodo comprendido entre el Devónico y el Carbonífero, se pudo observar un aumento significativo en la variedad de plantas, incluyendo formas primitivas de coníferas, cícadas y ginkgos. Este pequeño bosque de Sanfordiacaulis, que crecía probablemente al lado de un lago en un territorio propenso a terremotos, fue sepultado debido a uno de ellos, que enterró las plantas y la vegetación cercana en lodo fino.
Una anatomía inusual
Los investigadores han estimado que estos árboles podían alcanzar casi 3 metros de altura. Con un grueso arreglo de hojas que se extendían 2 a 3 metros desde el tronco, formaban un denso volumen de follaje en la copa de hasta 30 metros cuadrados. Al parecer, Sanfordiacaulis pudo haber evolucionado su anatomía tipo cepillo de botella para absorber la mayor cantidad de radiación posible mientras quedaba enanizado por una flora más grande.
Fósil y evolución
El estudio de este fósil ofrece a los investigadores una imagen más clara de cómo la evolución prueba diferentes entornos y condiciones para la supervivencia. Aunque estas formas de vida tuvieron éxito durante largos periodos de tiempo, sus formas, las formas de crecimiento y las historias de vida siguieron diferentes trayectorias y estrategias. En este sentido, los investigadores consideran a Sanfordiacaulis como un ejemplo de un experimento evolutivo que no tuvo éxito.
El hallazgo y su análisis han sido publicados en la revista Current Biology.