Esta mañana, en un acto reivindicativo frente a la embajada norteamericana en Madrid, miembros de Greenpeace han exhibido una gran lona de 66 metros cuadrados con las palabras “We will not be silenced” (traducido al español como “No nos callarán”). Este evento es una muestra de solidaridad hacia Greenpeace USA y Greenpeace Internacional, que recientemente, el 19 de este mes, fueron hallados responsables por un tribunal en Dakota del Norte, que les exige el pago de 660 millones de dólares por apoyar las protestas lideradas por la tribu sioux en 2016 contra la construcción de un oleoducto por la compañía Energy Transfer.

Desde Greenpeace se alerta sobre las graves consecuencias que este fallo podría tener sobre el derecho de protesta y la libertad de expresión. No obstante, aseguran que la lucha no termina aquí: Greenpeace USA presentará una apelación en Estados Unidos y Greenpeace Internacional ha iniciado un proceso legal contra Energy Transfer en los tribunales de los Países Bajos.

“Anticipábamos la posibilidad de un fallo adverso, por lo que estamos preparados y contamos con estrategias alternativas. Hay argumentos suficientes para apelar esta decisión, pues la compensación exigida no se sustenta ni en los hechos ni en la legislación vigente”, afirmó Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España.

Leer  Alerta en Europa: Crisis triple de los océanos amenaza economía y alimentación

Con este gesto, Greenpeace España envía un mensaje firme a todas aquellas corporaciones que quieran seguir el ejemplo de Energy Transfer: “Las organizaciones activistas y quienes defendemos el planeta no vamos a desvanecernos, el mundo mejora con nuestra labor. No lograrán silenciar a los millones que respaldan nuestras iniciativas y acciones”, agregó Saldaña.

Greenpeace ha enfrentado múltiples amenazas a lo largo de sus más de 50 años de historia. “Hemos sido objeto de ataques, encarcelamientos, disparos, insultos… Este año recordamos el 40 aniversario del ataque al Rainbow Warrior, nuestro buque insignia, que fue hundido por dos bombas detonadas por los servicios secretos franceses para detener nuestras protestas contra pruebas nucleares, asesinando al fotógrafo portugués Fernando Pereira”, relató la organización en un comunicado.

En este nuevo contexto global, Greenpeace advierte sobre la creciente tendencia de actores como las compañías petroleras a «defender sus intereses económicos utilizando tácticas reprochables como las demandas estratégicas contra la participación pública (o SLAPPs), una herramienta legal que permite a empresas y corporaciones amedrentar y desgastar a activistas, periodistas y entidades que exponen injusticias ambientales, políticas y sociales.» Según la organización, «esto repercute directamente en la criminalización del derecho a la protesta y a la libertad de expresión, ambos derechos esenciales establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos.»

Estados Unidos fue el escenario de la primera acción de protesta pacífica de Greenpeace, específicamente en Amchitka, Alaska, en 1971. Medio siglo más tarde, la existencia de Greenpeace USA se ve seriamente amenazada en un entorno político complicado liderado por el presidente Donald Trump, cuya campaña contó con financiación de Kelcy Warren, cofundador y presidente de Energy Transfer.

Leer  ¡Increíble pero cierto!: La abeja robot de Harvard supera la ficción de 'Black Mirror'

“Para Greenpeace España, proteger la libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica es ahora más crucial que nunca. Es imperativo contar con un Greenpeace robusto que continúe luchando por un mundo más justo, más verde y pacífico, donde los derechos fundamentales sean una realidad. Las grandes petroleras y ciertos gobiernos podrán intentar frenar a un grupo, pero no podrán detener a todo un movimiento. No daremos un paso atrás. No nos callarán”, concluyó Saldaña.