El caso de Moto X como claro ejemplo de las dificultades de producir tecnología en EE.UU.
En los últimos tiempos, Donald Trump ha estado presionando a Apple para que traslade su producción a Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del presidente estadounidense, Apple no muestra interés en esta alternativa y parece que ha decidido enfocarse en otro país para mover allí su producción. Ante esta situación, Trump ha promovido el concepto de un teléfono nacional «Hecho en EE.UU.», pero parece haber pasado por alto que Google intentó algo similar hace 12 años, experimento que, previsiblemente, acabó siendo un fracaso.
El llamado Trump Mobile se ha convertido en uno de los proyectos más personales del presidente de EE.UU., quien espera persuadir a los ciudadanos a optar por un smartphone fabricado en el país. Desafortunadamente para él, como apunta TechSpot, Google ya había intentado una estrategia similar en 2013 con la producción del Moto X en Texas, un intento por demostrar que la alta tecnología podía producirse en territorio estadounidense. No obstante, la planta de Fort Worth cerró sus puertas apenas un año después de su apertura.
Google y Motorola: Un intento fallido
El Moto X destacaba por ofrecer una personalización casi ilimitada, lo que se pensó que atraería a los consumidores con opciones de colores, materiales y grabados a medida. Además, al ser fabricado en EE.UU., se prometía que cualquier comprador recibiría su dispositivo en casa en solo cuatro días. Sin embargo, esta ventaja se convirtió en un inconveniente mayor, ya que el coste de la mano de obra en EE.UU. era tres veces superior al de China. Ni siquiera la reducción de los costes de transporte ni el marketing nacionalista pudieron evitar el fracaso de la iniciativa.
La planta, como menciona la fuente original, dependía de componentes importados debido a la escasez de proveedores locales, lo que complicaba aún más la producción. Además, Motorola no contaba con el presupuesto de marketing ni la escala de gigantes como Apple o Samsung, un factor que impactó negativamente en las ventas. En el primer trimestre de 2014, mientras Apple vendía 26 millones de unidades del iPhone 5s, Motorola apenas lograba vender 900,000 unidades del Moto X.
Ante estos obstáculos, Motorola intentó atraer talento, pero la falta de experiencia local llevó a la compañía a contratar ingenieros de otros países. La personalización del producto también complicaba la producción y aumentaba las devoluciones por parte de los clientes insatisfechos, y a esto se suma que Motorola no podía conseguir precios ventajosos con los proveedores, a diferencia de Apple. Finalmente, en enero de 2014, Google decidió vender Motorola a Lenovo y cerrar la planta en Texas. Por estas razones, 12 años más tarde, el destino de Trump Mobile podría ser parecido, dado que la producción de smartphones en gran escala en Estados Unidos sigue siendo inviable por los altos costos, la falta de proveedores y la limitada capacidad de escalado.

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