La idea de un iPhone «made in USA» ha sido una de las grandes pretensiones de Donald Trump desde que empezó su carrera hacia la presidencia de Estados Unidos, pero la realidad es que se trata de algo muy complejo que resulta casi imposible de cumplir.
El principal obstáculo son, obviamente, los costes. Mover la producción de los terminales estrella de Apple a la «tierra de la libertad» supondría un encarecimiento importante de los mismos, debido al mayor precio de la mano de obra, pero también habría que tener en cuenta la cadena de suministros y los materiales fundamentales para poder darles «vida».
En efecto, para producir iPhones en Estados Unidos habría que mover totalmente la cadena de suministros a dicho país, lo que supondría unos costes importantes para los fabricantes de componentes, pero también un aumento de los retrasos y tiempos de producción.
Según indican en AppleInsider un pedido que implique moldear componentes de metal puede tardar actualmente unos 10 días en Shenzhen, pero llevaría hasta un mes en Estados Unidos al no contar con toda la infraestructura disponible en Asia.
Otros gigantes como Pegatron rechazaron la idea de plano por los elevados costes que esto supondría, e incluso el propio Terry Gou, CEO de Foxconn, se mostró crítico en su momento con la idea de mover la producción a Estados Unidos, asegurando que los costes podrían llegar a doblarse.
En resumen, fabricar el iPhone en Estados Unidos sería más caro y también más lento, dos problemas que podrían derivar en un encarecimiento del producto y en un menor suministro, y que hacen que definitivamente no sea una buena idea.
Más información: AppleInsider.